Tuesday, March 13, 2007

Despertar

....Y abrí los ojos, desperté a una luz, a un clamor ensordecedor, a retazos de voces entremezcladas, me puse en pie y aún aturdido, me tambaleé, busqué con desesperanza algo a lo que asirme, pero terminé de bruces contra el suelo, pronuncié una agónica súplica, pero ni las luces, ni el clamor, ni las voces cedieron y, cerrando los ojos con fuerza, me apreté contra mi propio cuerpo y rogué al cielo mismo que acabara pronto aquello...

...Y creo que fue entonces cuando te oí, entre el continuo estrépito, un claro entre los nubarrones, una sombra entre los cegadores destellos, un brevísimo silencio entre las voces, una escapatoria de todo aquel tormento...Te oí, oí tu silencio, percibí tu presencia como un respiro entre aquel delirio y de pronto pareció no afectarme el estruendo, pareció no herirme el resplandor, me sentí de pronto inmune a todo ello, te vislumbré al final de todo aquello, te entreví deslizándote, indiferente al parecer hacia el ruido que seguía creciendo...

...Y ajeno al dolor o al miedo, me levanté con esfuerzo y tras tranquilizarme, miré otra vez al frente, pero ya no te encontré entre la gente y tu ausencia, la falta de tu silencio se hizo patente, pero no me falló el aliento ni me abrumó el desánimo de nuevo, ya que saber que existías, de momento, era suficiente...

...Y en aquel momento supe con toda certeza que lo que se me antojaba el fin, era en realidad de una historia el comienzo, una historia cuyo protagonista sería yo, serían mis miedos, una historia cuyos capítulos se escribirían a golpe de sudor, de esfuerzo, de ilusión y de desaliento, y sin dudarlo un instante más me eché a andar, encaminé mis pasos hacia la salida de aquel estruendo, convencido de que a cada paso estaba forjando una nueva era, un nuevo tiempo...

...Y la puerta se cerró a mis espaldas, con un sonoro chasquido sin retorno, sin consuelo, y mi mirada abarcó todo aquel mundo nuevo, desconocido, peligroso, inmenso, en mis oídos aullaba un salvaje viento, en mis ojos bailaba aquel paisaje siniestro, aquella inmensidad sin límite, aquel feroz desaliento, y me sentí solo, me sentí tembloroso y pequeño, un mero e inútil muñeco de cuyos actos jamás quedaría recuerdo, pero tardé poco en acordarme de nuestro primer encuentro, y supe entonces que haría de tí una búsqueda, y de aquella búsqueda, un difícil pero ilusionado sendero...

...Y viajé...Recorrí de aquel agrietado mundo interminables extensiones, viajé durante una eternidad buscándote, sin mas compañero que el mismo horizonte, me abrumaba el cansancio, me asediaba el frío, la soledad, las preocupaciones, pero el mero recuerdo de tu silencio me reconfortaba y me ayudaba a sobreponerme a mis temores, me aferré a la memoria y gracias a ella encontré descanso, encontré un bálsamo para mis emociones...

...Y te sentí...La desesperante rutina de mi camino tocó a su fin cuando un día, agotado de todo aquel inútil esfuerzo, te sentí débil, lejano, casi imperceptible, pero esa pequeña sensación reavivó todos los sentimientos, me reavivó a mí, llenó de llamas mi pecho, dio aliento a la hoguera de mis ilusiones y sin que pudiera detenerme la fatiga que me roía por dentro, poniendo un pie tras otro, constante pero lento, me dirigí hacia la nota discordante de tu silencio, acelerando a cada paso a medida que se aceleraba el corazón en mi pecho...

...Y creo que fue entonces cuando te encontré, pero nada podría haberme preparado para aquel momento, te encontré quieto, tranquilo, despierto, lejos ya de aquellas luces, aquella tortura, aquel estruendo, te hallé en medio de aquel universo incomprensible e inmenso, y supe que me esperabas, supe que tú también habías aguardado a que nos uniera el tiempo, a que la fortuna uniera nuestros senderos...

...Y en aquel momento me acerqué a tí, mis manos extendidas, mi alma estremecida por el anhelo, mi cuerpo temblando a cada paso, mis ojos en tus ojos, unos ojos que me veían acercarme en silencio, una expresión inmóvil, sin ningún gesto, empezaba ya a rozarte con las yemas de mis dedos...

...Y entonces abrí los ojos, y me desperté ya no a lo desconocido o al estruendo, sino envuelto por sábanas, sudoroso, pálido y temblando, mi corazón latiendo desesperado, con unos latidos que rompían el silencio...Abrí los ojos, pero ya no te vi a tí, ya no pude encontrar resto de tí o de mi viaje, de mi sendero, mi mirada sólo pudo clavarse en el techo, mientras me nacía en el rostro una amarga sonrisa, un desaliento, al comprender que había depositado mis esperanzas en un sueño...

...Pero sin que yo pudiera evitarlo, la verdad cayó sobre mí como un pesado manto, tapando mis miedos, mis dudas, mi desengaño, y entendí que jamás llegaría a un destino, mi viaje estaría siempre a la eternidad condenado...

...Temblé, al comprender de pronto que, al buscarte, me había encontrado...

...Y sonreí...porque supe sin duda alguna que si bien te me habías escapado, el azar volvería a juntarnos, a entremezclar nuestros senderos y a entremezclarnos nosotros, eternos, y supe también que estaría preparado...

Yaerath